REVISTA INDEPENDIENTE DE LIBRE EXPRESION SONORA


AÑO I / Octubre 1998.Página. 1
FINIS AFRICÆ viaja a los Jameos del Agua (Lanzarote).
¡APUNTATE A LA EXPEDICION!
Vívelo




Cuaderno de Bitácora del Finis.

La expedición comenzó a montarse meses atrás cuando, por primera vez, se planteaba hacer una agrupación con algunos de los músicos que, a través de los años, habían pertenecido a las diferentes expediciones imaginarias que Juan A. Arteche Gual había reunido para sus discos con el Finis Africæ.
Corría el caluroso verano de 1994, bajo el porche de la casa de Juan Carlos Fdez. Puerta, viejo colaborador y excelente guitarrista en discos como aquel que publicara el Finis en 1985 "Un día en el parque"- y tras una potente barbacoa y al rumor de los primeros cánticos de los grillos lunares en las tierras olivareras de Campo Real (Madrid), la animada conversación que mantenían acaloradamente tres camaradas de fechorías sonoras como: el propio Juan Carlos y Javier Bergia, quienes reprendían a Arteche Gual animándole a salir de "el Agujero"- el estudio donde se había gestado toda la música del Finis - para llevar a la escena su imaginaria obra, plasmada en cuatro álbumes.
El viejo Arteche Gual, durante su juventud, había recorrido el polvo de los caminos, dormido en las cunetas y estaciones de gasolina. Había viajado durante 18 años recorriendo España por los cuatro puntos cardinales y ya cansado de tanto deambular ofreciendo sus canciones con el grupo de folk Nuestro Pequeño Mundo, decidió dedicarse a otros menesteres y olvidarse de semejante trajín. Pero ahora, de nuevo la tentación de sentir el veneno de la música en directo, luchaba dentro de él, se hacía fuerte al calor de las ideas que brotaban de la boca de sus dos amigos y con la mágica luz de la luna llena, decidieron poner en práctica sus planes.
Tras varios días de ensayo y la inestimable colaboración de otro expedicionario ilustre, también colaborador en 2 discos del Finis: "Amazonia" y "Campos de sol y luna", el trompetista y multifónico suizo - Markus Breuss, quién se sumo rapidamente a la expedición como la cuarta parte de un cuarteto.
El debut se produce en el festival de Nuevas Músicas que realiza la SGAE en la primavera de 1995, en la sala Manuel de Falla. La sorpresa y la mágia se apoderan tanto del público como de los músicos y muy pronto comienzan a salir conciertos en los mejores festivales de España y como colofón, el Cabildo Insular de Lanzarote, por medio de su director Ildefonso Aguilar, invita al grupo a tocar en el VII Festival de Música Visual en el marco incomparable de los Jameos del Agua. (Cont.)

















(Cont.) En el verano de 1996 y tras sufrir una recaída en la lesión de su espalda que le mantuvo en la cama lejos de los escenarios durante dos meses, Juan Arteche Gual logra ponerse en pie y comenzar a montar la expedición a la volcánica isla de Lanzarote. Hace falta equiparse con un buen montón de maletas, estructuras para poder soportar la ingente cantidad de instrumentos con que el grupo ha de realizar el concierto, facturación de la problemática y frágil carga, y muchos metros de plástico de burbujas. Enfín, todo un universo de detalles que hagan más seguro todo el transporte por avión. El lunes 14 de octubre aterrizan en el auropuerto de Lanzarote y son recibidos por toda la plana mayor de la organización del insólito festival. Ildefonso y Beatríz Acuña hacen los preparativos de salida y en dos furgonetas llevan al hotel Teguise a la expedición. Por la tarde hay una mesa coloquio en el castillo (que hace de Museo de Arte Contemporáneo) dirigida por el crítico del ABC, Luis Martín. También se encuentran todos los músicos invitados al Festival, algunos directivos de sellos independientes y el director del evento, Ildefonso Aguilar. Se trata de mantener una animada charla que, por causas todavía no explicadas, acaba con un sabor un tanto agridulce. Luego, en el refrigerio final las cosas, poco a poco, van quedando más claras. Se nota un ligero mal ambiente en contra de los músicos españoles........, la crítica especializada que ha acudido invitada al Festival toma una postura unilateral y displicente. ¿Acaso son los músicos españoles, vistos desde la óptica del crítico, colegas dispuestos a seguirle hasta en las noches etílicas lanzaroteñas para conseguir sus favores ? ó ¿el contacto pueblerino hace que sean vistos como personajes "exóticos y pavitontos"y no como seres que arriesgan hasta la piel en los escenarios? (Continúa)










Coloquio en el Muso de Arte Contemporáneo de Lanzarote. J.Arteche Gual(Finis Africae), Harold Budd y Trilok Gurtu. Rueda de prensa de Arteche Gual
(Cont.) Al día siguiente la dirección del Festival invita a los músicos a viajar por la isla y a empaparse de todas la sensaciones plásticas que ofrece su paisaje. La belleza rodea todos los rincones e inspira a los componentes de la expedición del Finis. Las playas negras, la laguna verde, Timanfaya, la Graciosa, la gruta de los verdes y los propios Jameos del Agua impresionan al viajero que por primera vez visita la isla. Es tanta su hermosura que no se ha escrito música en la historia del hombre que pueda relatar tal cúmulo de sensaciones. Aunque el Finis lleva en sus maletas los instumentos apropiados para intentar pintar con su sonido todo lo que rodea a la enigmática isla. Por las noches el Festival va cumpliendo con su programación y, poco a poco, se va aproximando la gran cita con el escenario de Los Jameos. (continúa)-


















Juan Arteche Gual y Markus Breuss disfrutando de un paisaje único










(Cont.) El día 16 de octubre amanece espledoroso. El sol ilumina radiante en el horizonte marino desde las costas de Africa y se cuela por las rendijas de las ventanas del turístico hotel Teguise. Muy pronto la expedición, tras desayunar copiosamente, se dispone a llevar todo el material al escenario del concierto. Nunca antes en la historia del grupo un montaje se hacía tan complicado. Desde la parte posterior de la Cueva de los Jameos, con una grua se van bajando lentamente las 47 maletas donde están guardados los instrumentos y suavemente se van posando en el escenario. El montaje se hace penoso y lleno de dificultades. Un intenso calor se hace dueño del recinto y la humedad se cuela por los poros de los músicos haciendo desfallecer a más de uno. La prueba de sonido es casi un suplicio dada la enorme distancia que hay desde el entarimado hasta la mesa de mezclas que lleva el ingeniero de sonido Román Grau. El ambiente está cargado de voces que hablan en la cueva y, para más problemas, un equipo de televisión está montando a la vez toda la iluminación para realizar el concierto. Así, con semejante barullo se va haciendo la instalación escénica que, poco a poco, va tomando forma. Ildefonso Aguilar ha montado una enorme bola de papel arrugado donde se van a proyectar diapositivas mientras gira a modo de planeta mágico. Arteche Gual ha montado una estructura de tubos llena de todo tipo de percusiones (boles tibetanos, gongs, láminas de acero, medusas de llaves, palos de agua, sintetizadores, mesa de sonido, sentir, cítaras y autoarpas, cacerolas con agua...; en fin, un sin número de instrumentos que siempre han caracterizado el sonido del músico fundador del Finis). Markus Breuss propone su colección de tapacubos de coche, sus trompetas y tubas del Nepal, su viejo MS20 y alguna caracola . Juan Carlos ha montado toda la alta tecnologìa que domina el sonido de su guitarra sintetizada y sus sintetizadores y Javier Bergia está haciendo sonar por primera vez, el mágico sonido de un aullador de los aborigenes australianos (sonido utilizado por las tribus para comunicarse en el desierto y en las grandes distancias, puro ritual) y también hace escalas con su bajo y un viejo y pequeño ukelele. Sin casi tiempo de probar a conciencia se permite la entrada del público y comienza el concierto con un lleno a rebosar. La primera parte está dedicada a la música telúrica con una extensa pieza realizada denominada bajo la superficie (polimórficas 1,2 y 3) con los boles tibetanos de Arteche Gual que funden sus armónicos junto a las secuencias que va realizando Juan Carlos Fernández y los sonidos acuosos de la trompeta de Markus Breuss. Javier Bergia extrae de su bajo sonidos de corrimientos de las grandes capas freáticas y así se traza una linea imaginaria entre la profundidad del geosinclinal y la superficie. Es una pieza larga donde se saborean gran cantidad de tímbricas desconocidas incluso para los oidos sucios de los famosos críticos que calificaron la obra sin profundizar lo más minimo, denominando a los viejos instrumentos tibetanos como si fueran cacharros de cocina... Sin solución de continuidad y trás un fuerte aguacero la vida en la superficie (continúa)

(Cont.) va aflorando con gritos de monos y cantos de pájaros. El abrazo de la selva te da la bienvenida a un mundo oxigenado y húmedo. A partir de esta pieza la música se hace luminosa y rítmica donde los solos de saxos marinos, ocarinas y trompetas se entremezclan y cruzan en un diálogo animal con el fondo rítmico de los tambores de una tribu que festeja a la luna llena. Desde una radio de onda corta afloran noticias y reclamos publicitarios para dar paso a la primera pieza que grabó el Finis en su primer disco "Prima Travesía" y que también es el nombre de uno de los grupos emblemáticos de este final de siglo "Radio Tarifa". Tras ese pequeño periplo por el mediterráneo, de nuevo, entramos en un mundo verde y el "doble reflejo de la luna en el agua" hace flotar a la audiencia con los maravillosos solos que Juan Carlos Fdez. Puerta hace con su guitarra sintetizada sobre un colchón de cuerdas de la cítara repetitiva de Arteche Gual y el potente bajo de Bergia. Luego, una pieza nueva en el repertorio del Finis nos lleva a las duras tierras de "Kanchipuran" con el anuncio de las trompas nepalíes de Breuss que llaman a la meditación y el ritmo galopa incesante sobre solos de saxo marino, piano, guitarra y trompeta. Ahí está el auténtico sonido de la expedición con los cuatro componentes tocando a tope. El bajo de Bergia y el sentir de Arteche Gual soportan todo el peso específico de la pieza que termina con un claster ensordecedor de claxons producido por los órganos de boca. Así termina el viaje. Un viaje lleno de sorpresas y emociones que supuso un punto y aparte en la historia aventurera del Finis Africae que ofrecieron un bis final en honor a los viejos expedicionarios que han hecho que el mundo sea más pequeño e interesante. "Reunión bajo los árboles". La vuelta a casa estuvo cargada de emoción y agotamiento. Tiempo después pudimos vivir en su plenitud el concierto pues la organización puso en circulación un video con la totalidad del mismo.
Fotos y texto
- Elena Rúa






Música Sin Fin
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